Se pinchó la licitación: el mercado empieza a soltarle la mano a Caputo y los pesos se van al dólar
El mercado empezó a decir basta. Caputo no logró renovar el 40% de la deuda en pesos y los billones que quedaron sueltos ya amenazan con volcarse al dólar. La bicicleta se frena, la confianza se evapora… y el modelo libertario entra en zona de riesgo.

BUENOS AIRES – 27 de junio de 2025 – Esta vez ni el “punto Anker” ni la “remonetización” alcanzaron para disimular lo obvio: la licitación en pesos fue un fiasco. El gobierno de Milei intentó renovar más de $10 billones y apenas consiguió el 59%. Casi $4 billones quedaron afuera… y probablemente ya estén haciendo fila para irse al dólar.
El mercado, que hasta hace poco le seguía el juego a la bicicleta financiera de Caputo, ahora parece empezar a decir basta. Ni las tasas siderales –que duplican la inflación que el mismo gobierno proyecta– convencieron. El resultado: casi la mitad de los acreedores prefirió cobrar y mirar desde afuera.
📉 El superávit dibujado y el humo técnico
El Tesoro, a cargo de Pablo Quirno, ofreció tasas entre el 36% y el 40% anual, pero ni así sedujo. Encima, para evitar mostrar el agujero, patearon la liquidación de la licitación al mismo día del vencimiento. ¿Resultado? Una maniobra contable para que no salte el rojo. Como diría un economista opositor: “esconden los intereses debajo de la alfombra”.
Desde el oficialismo ensayan su relato: que los bancos quieren prestar más al sector privado, que hay más demanda de pesos, que el mercado pide “liquidez genuina”. Pero la realidad es otra: los inversores no le creen al gobierno, y los pesos que no se renovaron ya están buscando cobertura.
💣 ¿Fin de la bicicleta libertaria?
Este fracaso marca el peor nivel de renovación desde noviembre pasado. Aún así, Caputo y compañía se aferran al relato. Federico Furiase, director del BCRA, repitió el mantra de siempre: “es una señal de estabilización, no de debilidad”. Pero si el mercado huele sangre, no hay relato que alcance.
Con casi $4 billones dando vueltas, el fantasma de la presión cambiaria vuelve a asomar.