Cruella de Vil: Milei desata su furia y declara la guerra a los empleados públicos
En La Plata, Milei desató una tormenta de insultos contra los empleados públicos, a quienes tildó de parásitos y culpables del saqueo estatal. “Soy cruel con ustedes”, lanzó sin filtro. El ajuste libertario ya no distingue a nadie: caen administrativos, médicos, docentes… y hasta militares.

LA PLATA – 26 de junio de 2025 – Javier Milei volvió a hacer de la crueldad un acto de gobierno. En una reunión cerrada celebrada hoy en la ciudad de La Plata, el presidente desató una furiosa descarga verbal contra los empleados públicos, a quienes acusó de ser los responsables del saqueo estatal. “Sí, soy cruel… con ustedes: con los gastadores, los estatistas, los empleados públicos, con los que les rompen el culo a los argentinos de bien”, lanzó sin filtros ante un auditorio militante.
Pero esta vez, el golpe no quedó en los médicos residentes del Garrahan ó en los jubilados: las Fuerzas Armadas, en la mira.
💥 “Crueldad institucionalizada”: ahora también contra soldados
Mientras Milei reparte insultos desde el atril, el personal militar observa en silencio cómo sus sueldos se desintegran. Aunque desde diciembre hubo incrementos formales, los haberes del personal de las Fuerzas siguen perdiendo brutalmente contra la inflación. La situación es especialmente dramática para quienes prestan servicio lejos de sus hogares: deben sostener dos viviendas con ingresos que no alcanzan ni para una.
El “odio al Estado” ya no distingue funciones, ni rango, ni uniforme. En el mismo combo donde entran médicos, administrativos y docentes, también caen los soldados, que no solo enfrentan la pérdida del poder adquisitivo, sino el desprecio implícito de un presidente que los considera parte del “cáncer estatal”.
Y eso, pese a que Milei los elogia en público. Habla de heroísmo, los llama “defensores de la patria”... pero esos discursos no se ven en los recibos de sueldo, ni en las condiciones reales que enfrentan. Mientras tanto, muchos efectivos son enviados a cubrir tareas ajenas a su función, como custodiar pasos fronterizos en el norte del país, asignados como personal de Migraciones en la frontera con Paraguay. Aplausos en los actos. Ajuste en la práctica.
💅Petri entre la espada y el silencio
Luis Petri, ministro de Defensa, hoy parece más un rehén que un funcionario. Hace apenas unos meses posaba en modo comando, entrenando con soldados en la cubierta del buque Irízar. Hoy, en cambio, tiene la mandíbula ocupada: no por dar órdenes, sino por tragarse entera la humillación presidencial cada vez que Milei acentúa el ajuste sobre la familia militar. Petri calla. ¿Cómo justificar que los hombres y mujeres bajo su mando sean tratados como una carga inútil? ¿Cómo explicar que, mientras se les exige vocación, disciplina y hasta dar la vida por la patria, se los recorta el sueldo? El silencio del ministro empieza a retumbar más fuerte que los discursos del presidente.